Cómo hacer que un gato deje de morder y rasguñar

Cómo hacer que un gato deje de morder y rasguñar

3 partes:Reaccionar ante las mordidas y los rasguñosPrevenir que te muerda y rasguñeComprender por qué los gatos muerden y rasguñan

La mayoría de los gatos por naturaleza son criaturas pacíficas y tranquilas. Su intención no es morder ni rasguñar, y suelen evitar lo más posible toda situación siempre que sea necesario. Sin embargo, a veces una mascota ataca y lastima a su dueño. Aparte de doler, la mordida o el rasguño de un gato puede producir una infección y lo mejor es evitarlo. Es de mucha ayuda aprender a prevenir las mordidas y los rasguños, además de saber cómo reaccionar cuando esto sucede.[1]

Parte 1
Reaccionar ante las mordidas y los rasguños

  1. 1
    Reacciona con calma. Nunca grites, persigas ni pierdas los estribos con un gato, sino simplemente lo aterrorizarás, y terminará nervioso y confundido por tu culpa.
    • Nunca llames a un gato para luego castigarlo. El gato no tendrá idea alguna de por qué respondes negativamente. De hecho, es probable que el gato espere una respuesta agradable al llamarlo.
  2. 2
    Retírate de la situación. Lo primero que tienes que hacer es dejar de tocar al gato y luego llevar tus manos bien lejos de la zona de contacto. Si no se calma al cabo de unos segundos, ponte de pie lentamente para que puedas sacarlo de tu regazo. Retírate del lugar y no regreses hasta que se haya calmado.
    • Evita consolar a tu gato después de que te muerda o rasguñe. Más bien, muéstrale tu desagrado. Después de disciplinarlo, no empieces a abrazarlo ni hacerle cariño. Esto confunde al gato y le da señales confusas. Incluso puede empezar a morderte para que le des cariño.
  3. 3
    Dale al gato una salida. Si tratas de desplazarte de una habitación a otra y un gato seseante y gruñón te impide el paso, mira la situación desde su punto de vista. El gato cree que está atrapado y tú caminas en su dirección, cosa que percibe como una amenaza. Quiere correr, pero no hay una ruta de escape, por eso tiene que defenderse a sí mismo atacando. La solución es sencilla: hacerte a un lado, dejar que el gato pase (lo que hará velozmente) y luego proseguir con tu camino.[2]
    • No le des de comer a tu gato después de 20 minutos del incidente de mordida o rasguño, sino podría tomarlo como un premio.
  4. 4
    Comprende lo que anima al gato a cambiar su comportamiento. Los gatos responden mejor al refuerzo positivo, es decir, a las felicitaciones y los premios por el comportamiento adecuado, mientras que ignoran y se retiran del comportamiento inadecuado.
    • Dale al gato un ratón de hierba gatera para que muerda el juguete y no a ti. Luego, felicítalo por morder el juguete.
  5. 5
    Prueba con el método de voz y de cuerpo. Apenas el gato te muerda o te rasguñe, dile “¡NO!” con un tono autoritario. Al mismo tiempo, señálalo con un dedo. Míralo directamente a los ojos con una mirada no impresionada o intensa. Las miradas en el mundo gatuno se consideran amenazas de dominación.
    • También te ayudará alejarte de la cercanía del gato después de hacerlo, de lo contrario, puedes no hacerle caso unos 10 minutos.
  6. 6
    Prueba el método de dar palmadas. Cuando tu gato te muerda o rasguñe, da palmadas y di “¡NO!” firmemente. Recuerda no gritarle ni dar palmadas directamente frente a su cara, sino puede asustarse y terminar nervioso. Repítelo cada vez que te muerda o rasguñe. El gato aprenderá a dejar de hacerlo.
    • Este método es efectivo en el caso de los gatos atrevidos, agresivos o dominantes. No se recomienda emplearlo para gatos tímidos o nerviosos, pues puede empeorar estos rasgos.
  7. 7
    Prueba no hacerle caso. El momento en que el gato deje de morderte o rasguñarte, ponte de pie y aléjate despectivamente sin interactuar más con él. Asegúrate de que el gato esté solo en la habitación y que no haya interacción humana durante 5 a 10 minutos. Repítelo cada vez que trate de morderte o rasguñarte. Rápidamente asociará este mal comportamiento con el hecho de quedar ignorado.
    • Este método no funciona con todos los gatos, pero sí con aquellos muy cariñosos, porque echarán de menos la atención, y con los gatitos, ya que estarán en proceso de aprendizaje de buenos modales.

Parte 2
Prevenir que te muerda y rasguñe

  1. 1
    Enséñale a tu gatito los límites aceptables para la hora del juego. Aprende a exagerar un poco. Cuando te mordisquee mientras juegan, da un chillido y retira la mano. Luego, ponte de pie y retírate del lugar, dándole a entender que el juego se acabó. Si lo haces constantemente, el gatito pronto aprenderá que los mordiscos hacen terminar el juego y evitará hacerlo.[3]
    • Si tu gato te da mordiscos de cariño y quieres enseñarle a que lo deje de hacer, haz una presión suave contraria. Esta presión lo incomodará y hará que deje de morder. Hacer movimientos rápidos para alejarte de una mordida o rasguño de juego es cuando será más probable que lo haga durante una sesión de juego brusco.
  2. 2
    Dale juguetes para que juegue en vez de usar tus manos o dedos. Cuando un gato juega, suele olvidar tener cuidado y puedes ganarte un rasguño doloroso, o el gato puede seguir jugando después y rasguñarte inesperadamente. Para evitarlo, dale juguetes que claramente no sean parte de ti, por ejemplo, juguetes de pesca sobre cuerdas, un puntero láser o un ratón de hierba gatera.[4]
    • Los gatos necesitan morder, masticar y rasguñar por diversión y a modo de práctica, pero no necesitan hacerlo en ti o a otro ser humano. Prueba jugar con él con una caña de pescar de juguete, así tus manos estarán lejos y no podrá morderlas.
  3. 3
    Deja que tu gato tenga mucho tiempo para jugar. Incluye sesiones de juego regulares de 5 a 10 minutos durante el día. Haz que el gato se mueva con un juguete de pesca y sigue jugando hasta dejarlo exhausto.
    • La idea es estimularlo mentalmente con un comportamiento de caza y cansarlo físicamente. Un gato exhausto es mucho menos propenso a atacar que un gato aburrido con un exceso de energía que puede emplear mal.[5]
  4. 4
    Considera la idea de castrar a tu gato. Los gatos no castrados son más territoriales que aquellos que no. Si bien un gato no castrado no implica automáticamente que sea agresivo, la castración produce un efecto calmante y tiende a que el gato sea más sociable y hogareño.[6]
  5. 5
    Aprende a reconocer los signos previos a una agresión. Observa signos como los siguientes: pupilas dilatadas, piel arrugada o dejar de ronronear. El gato podría emitir un gruñido lento y gutural o un gemido o siseo suave y ululante. Podría poner sus orejas en punta y aplanarlas en contra de su cabeza. Sus bigotes podrían erizarse hacia delante y podría llevar las comisuras de su boca hacia atrás y abrir la boca ligeramente (a menudo mientras sisea).[7]
    • Un gato que está jugando también tiene pupilas redondas y dilatadas, porque está emocionado. Tómalo en cuenta cuando observes los demás signos corporales del gato, por ejemplo, se supone que un gato sentado en el regazo no está emocionado y no tiene las pupilas dilatadas.
    • Si el gato está acorralado, puede agazaparse y mirar ansiosamente de lado a lado, como si buscara una ruta de escape (que en realidad estará haciendo).[8]

Parte 3
Comprender por qué los gatos muerden y rasguñan

  1. 1
    Determina si tu gato fue criado con biberón o era huérfano y lo criaron humanos. Los gatitos criados con biberón se perdieron el juego pesado asociado a la vida en camada y no necesariamente aprendieron a moderar sus ataques juguetones. Estos gatos suelen hacerse adultos que parecen arremeter contra todo sin motivo alguno.[9]
    • Los gatos criados con biberón que son agresivos suelen emitir signos sutiles a los humanos para que se retiren. Conocer estos signos puede evitar que te muerdan y rasguñen.
  2. 2
    Averigua si tu gato está estresado o ansioso. Un gato estresado sin ruta de escapatoria es propenso a atacar. El estrés puede provenir por el hecho de estar acorralado por un niño bullicioso, por un cambio en el ambiente o por personas nuevas, por eso evidentemente es importante conocer las necesidades y las reacciones emocionales de tu gato. Evita tacharlo de agresivo, porque podría simplemente estar respondiendo al estrés.[10]
    • La mejor respuesta es restaurar la calma y una atmósfera estable. Apaga la televisión si hace mucho ruido, pídeles a los niños que no hagan tanto ruido con el gato, y que si alguien se enfada, pídeles que lloren o griten fuera de la zona de audición del felino.
  3. 3
    Decide si el animal simplemente es demasiado juguetón. Si incitas a que el gato ataque tus manos, pies o dedos en movimiento a la hora de jugar, no te sorprendas si después ataca uno de tus pies, incluso después de que el juego termine. El gato puede asumir que la hora de jugar todavía sigue.[11]
  4. 4
    Observa si tu gato está enfermo o adolorido. Un gato adolorido o enfermo puede estar a la defensiva, lo cual puede hacerlo más propenso a atacar. Los gatos que muestran signos de enfermedad (pérdida de peso, más sed, vómitos) o dolor (mal genio, maullidos largos, rasguña, muerde) deben ser atendidos por un veterinario. Es probable que su mal comportamiento mejore cuando el problema de salud subyacente se corrija.[12]
    • A un gato mayor y más débil podría sentarle mal que alguien lo levante o lo apapache y podría morder y rasguñar para poder estar solo. Pídeles a tus familiares que tengan en cuenta la edad de tu gato y su necesidad de ser manipulado con mayor suavidad. Darle al animal mucho espacio puede mejorar sus problemas de comportamiento.

Consejos

  • Enseña a los niños cómo sostener gatos y gatitos correctamente. Un buen manejo puede evitar muchos problemas.
  • Si tu gato sigue mordiéndote o rasguñándote, dale una palmada suave pero firme sobre su nariz. Esto no lo lastima, pero sí lo molesta.
  • Regala a tu gato un juguete para que juegue con él en vez de tu mano. Así aprenderá que tu mano no es un juguete.
  • Este consejo es ligeramente riesgoso: observa si es posible con tu gato. El instante en que se mueva para morderte o rasguñarte, tómalo firmemente por el pescuezo (trata de agarrar su pelaje, es más fácil con los gatos de pelo largo) y oblígalo a bajar la cabeza. Dile “¡NO!” con autoridad, pero no le grites. No estarás lastimándolo ni siendo tosco, solo estarás deteniendo su acción momentáneamente. Es probable que intente zafarse (en este caso, déjalo ir antes de que trate de usar sus garras), pero sabrá que no te gustó lo que trató de hacer. Si se queda quieto un par de segundos, déjalo ir. Debes parecer justo pero firme.
  • Hay muchas recomendaciones para hacer que un gato deje de atacar que suelen incluir agua o hacer ruidos desagradables. Lejos de ser útiles, estas recomendaciones pueden empeorar el problema, porque aumentarán los niveles de ansiedad del animal. En el mejor de los casos, la sorpresa de rociarlo con agua puede detenerlo la primera vez, pero si se repite, su respuesta será distanciarse de ti. Si esto es lo que quieres (al menos no te rasguñará si no se te acerca), perfecto, pero no es lo ideal si lo que quieres es una relación cariñosa y de interacción con tu mascota.[13]

Advertencias

  • Si tu gato reacciona mal a cualquiera de los métodos que hemos mencionado, déjalos de hacer de inmediato.
  • Si la mordida es completamente atípica y repentina, lleva al animal al veterinario para que lo revisen de inmediato. Podría haber afecciones médicas subyacentes que necesiten tratamiento.
  • Si hay niños en tu casa, asegúrate de decirles que tengan cuidado cuando estén con tu gato (nada de jalarle la cola, golpearlo, gritarle ni usar botellas atomizadoras a menos que sea absolutamente necesario, etc.).
  • Las mordidas de gato pueden fácilmente infectarse. Vigila bien tus mordidas y, de ser necesario, busca atención médica.

Referencias

  1. The Cat's Mind. Bruce Fogle. Publisher: Pelham Books.
  2. Feline Behaviour for the Veterinarian. Bonnie Beaver.Publisher: Saunders. 2da edición
  3. BSAVA Manual of Canine and Feline Behavioral Medicine. Horwitz & Mills. BSAVA publications. 2da edición.
Mostrar más... (10)